Busnadiego: belleza escondida en la alta Maragatería
Acércate a conocer este minúsculo pueblecito enclavado a más de 1.150 metros de altitud y con unas espectaculares vistas al mítico monte Teleno. ¡Sin duda Busnadiego y su entorno os cautivarán!
ÍNDICE
INFORMACIÓN
Comarca: Maragatería
Municipio: Lucillo, León
Altitud sobre el nivel del mar: 1.255 metros
Población: 12 (2020), forma parte de los pueblos con menos de 100 habitantes.
CÓMO LLEGAR A BUSNADIEGO
Busnadiego se encuentra a 83 km. de la ciudad de León y a 31 de Astorga. Desde la capital provincial, existen dos opciones:
- Tomar la AP-71 dirección Astorga y abonar el consiguiente peaje (5,15€)
- Circular por la N-VI, pero teniendo en cuenta que es la vía con mayor tráfico de la provincia.
Una vez hayamos llegado a Astorga, tomaremos la LE-142 en dirección al Puerto de Foncebadón. Pasados unos 16 km., justo en el casco urbano de Santa Colomba de Somoza, cruzaremos el río Turienzo por un puente de piedra para tomar la LE-6311, carretera que, tras ascender al alto de Campo de Muga, nos llevará hasta la villa de Lucillo. Continuaremos por la misma vía hasta que, pasado el mojón del km. 10 y un puentecillo de piedra, giraremos a la derecha para tomar la LE-6303, una estrecha vía que nos llevará hasta Busnadiego, que se encuentra a unos 3,5 km.
¿DÓNDE COMER Y DÓNDE DORMIR EN BUSNADIEGO?
Busnadiego aún no cuenta con ningún tipo de servicio turístico, pero dentro del municipio de Lucillo podremos encontrar los siguientes:
- Bar La Feria: Ubicado en la capital municipal al pie de la carretera LE-6311, destaca por su buen café y excelentes aperitivos (tlf: 987 63 12 75).
- Bar El Chiringuito: Ubicado también en Lucillo, en la Calle Grande Derecha, ofrece tapas de cecina de León y queso.
- La Taberna de Filiel: Situado a la entrada de Filiel, es el lugar perfecto para los amantes de la carne. Raciones abundantes y comida casera. Destaca en la elaboración de callos, mollejas, chuletón y churrasco. (tlf: 636 18 17 85).
- Cantina Topolina (antigua Cantina de Doralina): Enclavada en la calle Cristo de Molinaferrera, es muy valorada por su trato cercano y comida casera y sencilla. (tlf: 987 63 11 23).
- Tienda de Alimentación Eladio Campano e Hijos: Pequeño colmado o ultramarinos situado en Lucillo, en la calle Rosario. En ella podrás encontrar todo lo necesario para prepararte un bocadillo y continuar con la jornada.
- Casa Rural Valle del Duerna: Abierta en 2015 en Chana de Somoza, se trata de una bonita casa maragata de 1890 situada al lado de la iglesia de Santiago Apóstol. De alquiler completo, consta de 5 habitaciones (todas ellas con baño), un salón-cocina totalmente equipado y una salita. Cuenta con un patio tradicional y una gran huerta ajardinada. (tlf: 600 64 28 58).
- La Casa de Rosa: Emplazada en la calle Milagrosa de Filiel, se trata de una casa de alquiler completo que ocupa una antigua vivienda de piedra rehabilitada. Cuenta con 3 habitaciones y 2 baños completos y una cocina y salón muy amplios. Posee además un bonito patio interior. (tlf: 669 45 61 66).
DESCUBRIENDO BUSNADIEGO
Como ya hemos visto que ocurría en el caso de Pobladura de la Sierra, Busnadiego no es el típico “pueblo turístico” preparado por y para el viajero a modo de perfecto decorado, con varios bares, tiendas de recuerdos y demás parafernalia. Muy al contrario, es un pueblo real en el que se respira un ambiente de autenticidad y tranquilidad que no se encuentra en otras localidades. Al llegar, es muy raro encontrarte con otro turista que no seas tú, pues aún no es muy conocido fuera de las fronteras comarcales. Y eso, en mi opinión, es un plus.

A pesar de que en invierno apenas vive nadie en Busnadiego, las veces que he subido este año he visto más casas abiertas de lo habitual. Se nota que en tiempos de coronavirus, todos los que pueden han preferido pasarlo aquí, alejados del peligro de las masificaciones y con la suerte de tener la naturaleza a la puerta de casa.
Busnadiego te atrapa desde el primer momento, pues conforme vas acercándote por la carretera te das de bruces con una imagen de postal: el profundo valle del barranco del Val, el Teleno (2188 metros), todas las casitas apiñadas en una pequeña meseta y la silueta de la iglesia rodeada de robles. Estoy convencido que vuestra experiencia a partir de ese momento será fantástica. Y lo mejor de todo: ¡Seréis los únicos turistas que lo estaréis visitando! 🙂

BREVE HISTORIA DE BUSNADIEGO
La historia de este pueblín leonés da comienzo en plena Edad Media, pues ya aparece citado como Busnadio en una escritura fechada en 1123 por la que la reina Urraca de León permutaba el coto realengo de la cercana Molinaferrera por la villa de Capillas (Palencia). La localidad protagonista de hoy perteneció desde su fundación al Realengo de la Somoza hasta que, en 1150, Alfonso VII de León, hijo de Urraca lo donó al prelado astorgano Arnado I. Desde ese momento y hasta principios del siglo XIX, formó parte de la Merindad de la Somoza, cuyo señor era precisamente el obispo de Astorga y que tenía su cabecera en la cercana villa de Lucillo.
Debido a la dureza de su clima y la pobreza de su suelo, Busnadiego nunca fue un pueblo de gran tamaño. Así, sabemos que en 1752 tenía 26 vecinos que, tan solo veinte años después, habían descendido a 16.

MUERTE Y RESURRECCIÓN DE BUSNADIEGO
La acuciante despoblación que está afectando desde hace décadas a gran parte de los pueblos de la ahora llamada “España Vaciada” llegó a Busnadiego muy pronto. Así, a principios de los años setenta del siglo XX tan solo residían de manera continua en el pueblo dos matrimonios: Isidro Rodera Rodera y Adelina Martínez Arce y los padres de esta. Unos años después, en concreto en 1972, Isidro y Adelina emigraron a Asturias, por lo que el pueblo quedó completamente abandonado y sin vida.
Por suerte, la historia de Busnadiego tuvo un final feliz, pues en 1985 y muy poquito a poco, el pueblo comenzó a poblarse de nuevo. Ello motivó la recuperación de algunas de las casas y que, en los meses del verano, el pueblo tuviese una gran vida. Y aunque actualmente los vecinos que soportan el duro invierno de Busnadiego se puedan contar con los dedos de una mano, con su esfuerzo y amor a su tierra logran que el pulso cotidiano de Busnadiego se mantenga vivo.

“Aunque actualmente los vecinos que soportan el duro invierno de Busnadiego se puedan contar con los dedos de una mano, con su esfuerzo y amor a su tierra logran que el pulso cotidiano de Busnadiego se mantenga vivo.”
LA ARQUITECTURA DE LA ALTA MARAGATERÍA
Como ya os explicamos en la publicación que dedicamos hace unas semanas a Pobladura de la Sierra, una de las características más definitorias de la alta Maragatería es su arquitectura. Y aunque Busnadiego ha perdido parte de su antiguo encanto debido a la ruina de muchas de sus viviendas y a las malas restauraciones de otras tantas, el viajero aún puede disfrutar de un ambiente tradicional y auténtico.

¿Cómo es la vivienda típica?
Las casas que no han sido modificadas muestran las características típicas de la arquitectura de la alta Maragatería: un pequeño tamaño, muros de mampostería de piedra pizarrosa de tono oscuro y bastante fina sin rejuntar y predominio de las plantas bajas. Para combatir el frío, los vanos son de mínimos y como caso particular, en Busnadiego casi todas las ventanas y puertas aparecen pintadas con un vivo color grana. En el caso de contar con una parte de dos alturas, se abre un corredorcillo de madera que suele dar a un pequeño patio cerrado.

Es muy triste comprobar cómo, en muchos casos, los propietarios de estas casas las reforman sin respetar sus características tradicionales, haciendo que pierdan el encanto y su alma. Así, paseando por las calles vemos como se abren ventanas desproporcionadas, se rejuntan las paredes con mortero de color crema o gris, se colocan persianas, puertas y ventanas de color marrón que afean notablemente las viviendas o se sustituyen las cubiertas de losa por teja oscura o pizarra negra de la Cabrera.

Otra característica especial que podremos ver recorriendo el pueblo es que afortunadamente, algunas viviendas aún conservan las antiguas chimeneas, que se recubren con pequeñas lajas de losa generando bonitos motivos decorativos. Ojalá no desaparezcan.

La última muestra conservada de la tradicional casa de sobera
En cuanto a las cubiertas, antiguamente casi todas las edificaciones de Busnadiego se techaban con paja de centeno, que en la Maragatería se denomina “sobera”. Hoy día, tan solo sobreviven los restos de un corral o pajar –pequeña edificación destinada a alojar el ganado- que está a punto de sucumbir tras años de abandono. Para llegar hasta este antiguo corral de sobera es necesario tomar la calle Sousa a la altura de la ermita y, al llegar al fondo, tomaremos la callejuela sin asfaltar que sale a la derecha. Es una pena que nadie luche por salvar esta antigua construcción como ejemplo del pasado del pueblo y para que los turistas y las generaciones futuras del pueblo lo conozcan.

Esos tejados de paja de centeno fueron siendo sustituidos poco a poco por otros de “losa” o “llousa”, piedra pizarrosa de tono grisáceo extraída en la zona que logra mimetizar el pueblo con el entorno circundante. Tristemente, dichas losas (diferentes a la negra pizarra proveniente de la vecina comarca de la Cabreira), están siendo sustituidas por esta última o por teja oscura cada vez que el dueño de una casa decide arreglar su tejado. Con ello, a mi juicio, se pierde gran parte del encanto de este y otros pueblos de la alta Maragatería.

Las antiguas calles del pueblo
Busnadiego es muy pequeño, pues tan solo se compone de un puñado de calles cuyos nombres nos hablan del idioma leonés que antiguamente se hablaba en estas tierras: “Sousa”, “La Canal” “La Zembra” o “El Barreiro”. Es por ello que os recomiendo dar un paseo tranquilamente por sus calles para descubrir cada uno de sus rincones, dotados de gran encanto y en los que el tiempo parece haberse detenido.

LA FUENTE DEL PASADERO
Antes de llegar a Busnadiego, al descender hacia el barranco del Val, justo en la parte más baja, cuando la carretera genera una gran curva, se encuentra una pequeña fuente que mana directamente de la roca cuyas frescas aguas vierten en un gran pilón. Es la conocida como fuente del Pasadero.

Caminando desde el pueblo no os llevará más de diez minutos y es un paseo muy agradable en el que iréis descendiendo poco a poco entre grandes robles (quercus pyrenaica) que flanquean la carretera.

Además ahora, en época invernal, el agua del barranco serpentea entre las praderas que conforman el valle creando pequeños pero bulliciosos saltos de agua que otorgan al lugar de un encanto especial.

LA ERMITA DE SAN JUAN BAUTISTA
En el centro de Busnadiego se alza la pequeña ermita de San Juan Bautista, la cual, en la actualidad, funciona como parroquia del pueblo. Se trata de un sencillo edificio de planta rectangular con una sacristía adosada a un lateral y una espadañita que cobija un campanil a los pies. Tal vez el elemento más interesante al exterior sea su portada, realizada en grandes sillares de piedra que conforman un arco de medio punto.

A pesar de estar dedicada a San Juan Bautista, en su interior actualmente solo se encuentra la imagen barroca de la patrona, Nuestra Señora de la Expectación, que aparece representada como la escena de la Anunciación (La Virgen leyendo sobre un atril sostenido por dos angelotes, el arcángel San Miguel y la paloma del Espíritu Santo). Os contaremos la azarosa historia de este grupo escultórico cuando hablemos de la iglesia.

En cuanto a la imagen de San Juan, que en el pueblo era conocido como “San Juanico” actualmente se encuentra en la iglesia del cercano pueblo de Boisán, adonde fue a parar cuando Busnadiego quedó abandonado.

LAS RUINAS DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA EXPECTACIÓN
La antigua iglesia parroquial de Busnadiego, también conocida como Santuario de Nuestra Señora de la Expectación es, sin lugar a dudas, el plato fuerte de la localidad. Destaca en el horizonte gracias a su ubicación lejos del núcleo urbano, sobre un altozano y próximo a un robledal creando una estampa de gran belleza.

Desde mi primera visita a este lugar, el encanto y la magia especial que envuelven a estas ruinas me cautivaron. Además, os aconsejo visitarla en invierno, cuando los robles próximos a la cabecera y el pequeño árbol que crece en su interior permiten ver mejor todos los elementos arquitectónicos.

La Torre: el elemento más llamativo
La iglesia cuenta con una torre de planta cuadradangular cubierta con un chapitel piramidal de losa. Dicha torre es todo un unicum en la comarca de la Maragetería, donde lo común es que las iglesias y ermitas tengan espadaña. Así, tan solo las parroquiales de Busnadiego, el Val de San Lorenzo y Villar de Ciervos cuentan con este elemento arquitectónico.

El interior de la torre alojaba antiguamente el baptisterio. Si accedemos a esta pequeña estancia y miramos hacia arriba, podremos ver los diferentes pisos de madera hasta la altura del chapitel.

Otros elementos de interés
La iglesia consta de un amplio pórtico cubierto y un osario anexo por el que se accede al interior del templo, compuesto por la torre y el coro a los pies, tres pequeñas naves separadas por arquerías de piedra y una amplia cabecera que aún conserva su gran bóveda de rajuela (piedrecitas de pequeño tamaño).

Pasear entre estas ruinas produce una mezcla de melancolía y disfrute estético. Como historiador del Arte que soy, me encantaría que alguna institución protegiese esta pequeña joya rural y, al menos, detuviese el paulatino deterioro que desde hace décadas sufre el edificio.

“Como historiador del Arte que soy, me encantaría que alguna institución protegiese esta pequeña joya rural y, al menos, detuviese el paulatino deterioro que desde hace décadas sufre el edificio.”
Tal vez la vista más bonita sea la que se produce cuando el espectador se coloca al lado del antiguo altar mayor mirando hacia la zona de la torre. Como podréis apreciar en la fotografía, el arco y la bóveda de la capilla mayor actúan como marco del resto del espacio interior.

Otros elementos que se pueden visitar son la sacristía, adosada a la cabecera y que conserva restos de antiguas policromías o el pequeño cementerio adosado al exterior de la torre.
La historia que hay detrás de las ruinas
En cuanto a las vicisitudes que ha vivido el templo, poco antes de que Busnadiego quedase abandonado, gran parte de sus obras de arte, la pila bautismal o las campanas fueron sacadas del templo por orden del obispado de Astorga. Se sabe que tanto las campanas como la pila fueron a parar a la localidad de Castrotierra de la Valduerna y la cruz parroquial de plata del siglo XVI al Museo de los Caminos de Astorga. Por lo que respecta a la imagen de Nuestra Señora de la Expectación y a una Virgen del Rosario, fueron depositadas en la iglesia de la cercana villa de Lucillo. Afortunadamente, al menos la imagen de la patrona pudo retornar a la ermita de San Juan Bautista cuando el pueblo volvió a tener habitantes.

EL MIRADOR DE BUSNADIEGO
Para finalizar, queremos hablaros de uno de los paseos más agradables que se pueden realizar en el entorno de este pueblo. Se trata de la ruta que arranca desde el centro del pueblo y finaliza en el denominado “mirador de Busnadiego”. Para ello hay que tomar la calle la Canal que nos llevará hasta el antiguo camino “de la Encrucijada”. Durante los primeros compases del paseo a nuestra derecha nos acompañará un gracioso curso de agua (la canal) que incluso genera un pequeño salto.

El paseo hasta el mirador no es excesivamente largo, pues ida y vuelta suponen unos 2,6 kilómetros. Los atractivos del camino son muchísimos, comenzando por las espectaculares vistas que se pueden disfrutar hacia el valle del regato de la Iglesia con las ruinas del antiguo templo parroquial emergiendo entre altos robles.

El rumor del agua del regato nos acompañará durante este tramo en el que, poco a poco, nos vamos internando un bonito robledal. Tras cruzar el curso fluvial, durante estos días de deshielo se puede disfrutar viendo como las aguas se derraman entre los prados en busca del río Duerna.

Hace unas semanas pudimos disfrutar en esta zona de la nieve que dejó la borrasca Bella. En este punto se suele acumular mucho en invierno debido a su carácter de umbría. Es un placer oír el “crunch, crunch” que hace la nieve helada mientras seguíamos ascendiendo.

Unas vistas maravillosas
Una vez ascendemos por esta cara del valle, veremos a unos doscientos metros a la izquierda la antigua iglesia parroquial de Busnadiego y, mas al fondo, el monte Teleno. Pero nosotros seguiremos de frente. Conforme ascendemos, el robledal se va aclarando poco a poco permitiéndonos disfrutar de unas excelentes vistas a toda la Sierra del Teleno, que contiene las mayores altitudes de los Montes de León. La paz que se respira en este lugar es sencillamente cautivadora.

Finalmente, una señal de madera a la izquierda del camino nos señalará el “Mirador de Busnadiego”. Se trata de una sencilla construcción cubierta con pizarra, una papelera y dos bancos de madera perfectos para sentarse a disfrutar de las vistas, guarecerse de las inclemencias del tiempo o del sol veraniego y, por supuesto, realizar pequeños picnics.

Desde este punto tendremos la mejor panorámica a toda la sierra del Teleno y a las colinas que descienden hacia el valle del siempre caudaloso río Duerna. A nuestra derecha podremos ver la iglesia y casas de Piedras Albas y al extremo izquierdo, Busnadiego. Mientras, a nuestra espalda quedan la pequeña serrezuela que separa el municipio de Lucillo del de Santa Colomba de Somoza así como el Cerro de la Escrita, de 1638 metros de altitud.

¿Os animáis a visitar Busnadiego?
Personalmente, os recomiendo visitar Busnadiego y realizar este agradable paseo entre los meses de noviembre y mayo, pues sin duda es el período mejor para disfrutar de este lugar.

Y esto es todo por esta vez. Confío en que, tras leer este post, os haya picado la curiosidad y queráis acercaros a este recoleto pueblo, alejado del ruido, las prisas y las masificaciones turísticas. Es otro de mis lugares secretos a los que tanto me gusta ir para desconectar, y que he querido compartirlo con todos vosotros 🙂.


Un comentario
Pingback: